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Artículo del doctor Luis G. Hernández Montiel y del geólogo Ernesto Díaz Rivera
La tendencia al consumo de alimentos libres de plaguicidas es imparable
Actualmente, existe una mayor exigencia por parte de los mercados nacional e internacional, así como de los consumidores, por adquirir alimentos obtenidos de manera ambientalmente sustentable y sin riesgos para la salud. A pesar de la tendencia de consumir alimentos libres de plaguicidas, la agricultura actual sigue siendo convencional; esto es, un gran porcentaje de alimentos se siguen produciendo bajo esquemas de aplicación periódica de fertilizantes y plaguicidas sintéticos; ha sido ampliamente documentado que los mismos ocasionan problemas a la salud humana y animal, al ecosistema y generan resistencia en los patógenos de plantas.
Ante esta situación, el agricultor ha tenido que cambiar su manera de producir alimentos e incorporar a su sistema productivo alternativas al uso de agroquímicos que le permitan, por una parte, mantener la calidad y nivel de producción y, por la otra, entrar a nuevos mercados con agro-productos diferenciados con un valor económico adicional al provenir de sistemas agrícolas donde es mínima o nula la aplicación de insumos sintéticos.
Los consumidores actualmente buscan frutas, hortalizas, tubérculos, entre otros alimentos, que provengan de un manejo orgánico o donde sea mínimo el uso de insumos químicos. Esta tendencia seguirá en aumento, por lo que el reto será buscar alternativas de producción amigables que mantengan la productividad de los cultivos y la conservación de los alimentos.
Uso de levaduras como alternativa a los agroquímicos
En la mayoría de las zonas agrícolas en todo el mundo, el control de hongos causantes de enfermedades en las plantas se realiza mediante la aplicación de fungicidas sintéticos; sin embargo, su uso indiscriminado ha generado resistencia en los fitopatógenos, haciendo cada vez más difícil su control.
Una de las alternativas a la aplicación de estos insumos químicos es el control biológico, el cual se define de una manera sencilla como un método de control de plagas y enfermedades utilizando organismos vivos. En este sentido, la aplicación de levaduras como agentes de control biológico ha sido eficiente para disminuir enfermedades en las plantas ocasionadas por hongos.
Estas levaduras han sido obtenidas a partir de muestras de suelo, frutas, hojas, tallos y raíces, debido a que son lugares donde habitan de manera natural. Su eficiencia en la disminución de enfermedades ocasionadas por hongos ha sido ampliamente reportada en el caso de cultivos como hortalizas, frutales, cereales, forrajes, forestales, entre otros. Uno de los principales mecanismos por los cuales las levaduras controlan a los hongos es a través de la competencia por espacio y nutrientes provenientes de cualquier parte de la planta, por lo cual no genera resistencia en los fitopatógenos a diferencia de los fungicidas sintéticos.
A pesar de que las levaduras han demostrado tener un gran potencial para el control de fitopatógenos, la búsqueda de microorganismos continúa en ambientes poco explorados como el océano, las zonas desérticas, los glaciares, las salinas, entre otros, la cual permitirá desarrollar a mediano plazo productos biológicos altamente eficientes, de bajo costo, amigables al ambiente y de fácil acceso para el productor, quien en algunas ocasiones, depende de productos importados que muchas veces no son eficientes debido a que no responden a las condiciones climáticas de cada región o zona productora de México.
Levaduras marinas: un recurso en la protección y conservación de los alimentos
El Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, a través del Laboratorio de Fitopatología del Programa de Agricultura de Zonas Áridas, cuenta desde el año 2000 con una colección de levaduras aisladas de diversos ambientes marinos localizados a lo largo y ancho del sur de la península de Baja California. Los primeros aislamientos de levaduras marinas demostraron tener una alta capacidad para limitar el crecimiento de algunos hongos patógenos provenientes de frutos de limón mexicano.
A lo largo del tiempo, se han realizado diversos estudios enfocados en conocer cuáles son los principales mecanismos por los cuales algunas especies de levaduras marinas limitan el crecimiento de diversos hongos en frutos de cítricos, mango, papaya, melón y tomate, cultivos seleccionados a partir de problemas fitopatológicos del sector productivo.
Dentro de los resultados más sobresalientes, se encuentra la protección de 90% de los frutos y una vida de anaquel de entre nueve y diez días en mango, papaya, naranja y limón tratados con diversas especies de levaduras marinas que permiten el control de las principales enfermedades en poscosecha ocasionados por hongos. Esta eficiencia en el control de fitopatógenos supera al efecto protector ejercido por los principales fungicidas sintéticos aplicados en esta etapa del cultivo. Con base a los resultados obtenidos, las levaduras marinas pueden ser una alternativa viable para el control de fitopatógenos y la conservación de la calidad de los alimentos.
Actualmente, se está aplicando un bio-producto a base de levaduras marinas en frutos de cítricos, mango y papaya a nivel de empacadora en cuatro estados de la República mexicana (Baja California Sur, Jalisco, Veracruz y Sonora), como parte del proyecto Conacyt-Problemas Nacionales 2015-01-352, el cual tiene como objetivo validar un consorcio de levaduras marinas en la conservación de la calidad de la fruta de importancia nacional y en la protección poscosecha de enfermedades ocasionadas por hongos.
Ventajas del uso de levaduras marinas
La validación en empacadoras de las levaduras marinas será de suma importancia para disminuir la pérdida de fruta ocasionada por fitopatógenos, lo cual incrementaría el volumen de comercialización (arriba de 90% de la producción total), conservaría la calidad de fruta, alargaría la vida de anaquel, disminuiría los costos de producción al no aplicar fungicidas sintéticos y la fruta, al no ser tratada con estos productos, podría entrar a los mercados más exigentes, donde es alta la tendencia por parte del consumidor de adquirir frutas tropicales a las que no se apliquen plaguicidas.
Al ser microorganismos que de manera natural se encuentran en los ambientes marinos, esta tecnología no generaría impacto sobre el medio ambiente, ni sobre la aparición de cepas resistentes, ni a la salud humana. La validación a mediano plazo en campo a nivel de poscosecha podría contribuir a la economía de las regiones productoras de estas frutas al incrementar la ganancia por un mayor volumen de fruta protegida por estos microorganismos.
Autores:
El doctor Luis G. Hernández Montiel es investigador titular A del Programa de Agricultura en Zonas Áridas del Centro de Investigaciones Biológicas el Noroeste (Cibnor) y Ernesto Díaz Rivera es geólogo y técnico extensionista adscrito al Programa de Agricultura de Zonas Áridas.
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