Importancia del control biológico en el futuro de la agricultura

La importancia del Control Biológico en la Agricultura

Para hacer frente a los retos de la agricultura del futuro, concretamente en el campo de la lucha contra las plagas, debemos adoptar nuevas tecnologías y métodos más sostenibles, entendiendo que estamos en un estado avanzado de las técnicas basadas en el control biológico pero más incipiente en el desarrollo de otras herramientas tecnológicas, y que también los sistemas basados en la utilización de productos químicos se están adaptando a los estándares de las exigentes normativas europeas, con reducciones muy exhaustivas.

Con tecnologías de control biológico los agricultores pueden controlar más eficazmente las plagas utilizando organismos naturales como insectos beneficiosos, en una tendencia hacia una agricultura sostenible.

En este post examinaremos más de cerca los temas relacionados con el biocontrol y lo que podría significar para el futuro de la agricultura.

Hacia una transición tranquila en el campo de los plaguicidas

En el mundo de la agricultura, cada vez más concienciado con el medio ambiente, es importante considerar cómo podemos utilizar el control biológico para ayudar a minimizar la repercusión de los sistemas de lucha química que se vienen utilizando contra las plagas, teniendo en cuenta que ni existen soluciones de este tipo para todos los problemas fitopatológicos que afectan a los cultivos, ni es fácil que en un plazo corto de tiempo se puedan habilitar.

Está claro que estamos en una fase del desarrollo en el campo del control de plagas que nos aconseja utilizar el término de “plaguicidas” en sentido amplio, y no como a veces se hace, para referirse únicamente a los productos fitosanitarios. En este sentido, está claro que ambos sistemas, el de productos fitosanitarios y los de control biológico, habrán de convivir algún tiempo, puesto que son absolutamente necesarios y complementarios.

Así, la eliminación e incluso la reducción del uso de fitosanitarios es totalmente inviable, y afectaría de manera importante en la rentabilidad de las producciones así como en el aseguramiento del suministro de los productos que los mercados demandan, obligando a su importación de países más lejanos, con más generación de CO2 y mayores gastos añadidos, producidos además bajo otras normas y criterios no tan exhaustivos como los de la UE.

Lo que sí está claro es que existe cada vez más interés en utilizar el control biológico para minimizar el uso de plaguicidas de origen químico. Utilizando insectos que se alimentan de las plagas pero que no son perjudiciales para los seres humanos ni para otras especies, podemos reducir la necesidad de utilizar aquellos sin dejar de mantener un control eficaz. Se trata de un paso importante para garantizar unas prácticas agrícolas sostenibles que puedan satisfacer las necesidades alimentarias de las generaciones futuras.

Por otro lado hay que considerar también el hecho de que, como se ha dicho, no todos los problemas fitopatológicos se pueden abordar con soluciones de biocontrol, por lo que necesariamente se ha de buscar el equilibrio en la utilización de las distintas alternativas en el control de las plagas, y en eso está centrada la innovación en este campo.

La efectividad de los fitosanitarios frente a las plagas es innegable, y la evolución de los sistemas de control biológico y de control tecnológico, como el uso de feromonas está siendo tan acelerado, que lo convierte en una opción cada vez más importante para los agricultores en el futuro.

La cría de insectos que actúan como atrayentes naturales

El futuro de la agricultura pasa por el uso del control biológico, o lo que es lo mismo el uso de la naturaleza para controlar las plagas. Se pueden criar insectos como las mariquitas, las crisopas, los orius, etc., o ácaros como los fitoseidos, para que se alimenten de los insectos plaga, y este proceso puede ser mucho más sostenible que el uso de productos químicos.

Aunque hay muchas especies diferentes disponibles para su uso, cada plaga tiene sus enemigos específicos o generalistas, que ayudan a su control de una manera racional y eficiente, siempre que se den las condiciones idóneas para su desarrollo y actividad. Sin embargo, no siempre se puede contar con los controles biológicos, y es importante tener un plan de respaldo en caso de que una plaga de insectos no disponga de enemigos específicos o generalistas que la controlen.

En primer lugar, el uso combinado de insecticidas y agentes de control biológico, puede plantear problemas para los segundos, si los residuos del insecticida, tienen acción repelente o agresiva contra los insectos beneficiosos. El problema es mayor cuando los insectos útiles utilizables, sólo se desarrollan sobre ese cultivo y no sobre otras adventicias presentes en el mismo. Por otro lado, el uso de insecticidas, dado el reducido número de los autorizados en este momento, ha provocado un aumento de la resistencia a los pesticidas por parte de los insectos plaga, lo que deja a los cultivos indefensos frente a la plaga.

En consecuencia, algunos productores pioneros, están recurriendo a otros métodos de control biológico, como los enfoques microevolutivos o las estrategias de mutación genética. Independientemente de que los insectos sigan desempeñando un papel en el futuro del control biológico, está claro que se necesita un nuevo enfoque para gestionar eficazmente las plagas del futuro.

Aplicación correcta del control biológico en el campo

Los controles biológicos son una piedra angular de la agricultura moderna. Ayudan a controlar las plagas y las malas hierbas, minimizando el uso de productos químicos. En muchos casos, los controles biológicos pueden ser tan eficaces como el uso de plaguicidas químicos, y en algunos casos son incluso preferibles.

Sin embargo, los controles biológicos no están exentos de riesgos. Algunas especies pueden convertirse en invasoras, creando nuevos problemas de plagas o perturbando los ecosistemas. Por esta razón, es importante utilizar un enfoque juicioso cuando se utilizan controles biológicos. Hay que seleccionar la especie y la dosis adecuadas y supervisarlas cuidadosamente a lo largo del tiempo para garantizar su seguridad y eficacia.

Con una gestión cuidadosa, el control biológico puede ser una herramienta esencial para mantener un suministro de alimentos saludable para las generaciones futuras.