Trampas atrayentes caseras para combatir la plaga de la avispa asiática

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Desde el pasado 15 de julio, tres personas han fallecido en Galicia por picaduras de avispas, y en el caso de un hombre de 54 años de la localidad pontevedresa de O Porriño murió tras ser atacado por un enjambre de esta especie invasora.

Apicultores y ciudadanos están recurriendo a métodos rudimentarios para combatir a la avispa asiática, una plaga que afecta ya a una decena de comunidades autónomas y que los expertos señalan como una de las más peligrosas del norte de la península.

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Apicultores y ciudadanos están recurriendo a métodos rudimentarios para combatir a la avispa asiática, una plaga que afecta ya a una decena de comunidades autónomas y que los expertos señalan como una de las más peligrosas del norte de la península. En la actualidad, estos insectos tienen mayor presencia en Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Galicia, La Rioja, Islas Baleares, País Vasco y Comunidad Valenciana y llevan a cabo una «dispersión continúa en zonas con clima suave y lluvioso».

El mayor tamaño de la avispa asiática -Vespa velutina-, la gran cantidad de ejemplares que pueblan sus nidos y su rápida capacidad de expansión y adaptación al medio son factores que convierten a esta especie invasora en una de las más peligrosas del norte peninsular.

Desde que este insecto llegó a España en el año 2010, se ha intentado eliminar con numerosos métodos, pero la especie «no tiene intención de frenar su expansión», según informa la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla).

Se trata de una variante de «investigación y desarrollo» más rudimentaria, un «I+D casero» que consiste en la fabricación de grandes trampas atrayentes con cubos o garrafas y que en el fondo contienen un líquido dulce, como azúcar o miel, y algún alcohol para evitar que acudan las abejas, según ha explicado el portavoz de la Asociación Galega de Apicultura (AGA), Jesús Asorey.

En las últimas semanas también se está experimentando con trampas con componentes líquidos dulces a partir de levadura de pan, glucosa y agua «que funcionan muy bien», añade el experto y detalla: «Las ponemos al lado de las colmenas y muchas avispas entran dentro y se ahogan.»

Asorey ha explicado que «este año se ha retrasado la presencia de las avispas por el mal tiempo, pero ya están empezando a salir», y hasta principios de septiembre -con el punto máximo de desarrollo de la plaga- «no se sabrá si las medidas de trampeo están funcionando». «Aunque los efectos de la picadura de la Vespa velutina sean iguales en el ser humano a los del resto de avispas, éstas son mucho más peligrosas al tratarse de una plaga».

En personas alérgicas -el 3 por ciento de la población española-, el veneno de la picadura de avispas o abejas puede llegar a causar un shock anafiláctico, es decir, la ausencia de sangre en los tejidos y de oxígeno en los órganos, que puede paralizar el corazón, o la hinchazón de la laringe, que impide la respiración.

«Es fundamental que el uso de estos biocidas se haga por profesionales, ya que puede implicar riesgos de contaminación y afectar a otros organismos».

«Es peligroso ir a desbrozar al monte o cortar árboles, porque te puede picar una avispa y morir», ha destacado el apicultor, quien ha matizado que la proximidad a un nido normal -de unos 500 individuos- puede suponer el ataque de unas pocas, pero de un nido de asiáticas -de más de un metro de altura y cerca de 18.000 ejemplares- «salen a manadas y en cantidades ingentes».

Asorey ha criticado que las asociaciones y ciudadanos sólo pueden dar ideas para combatir la plaga, pero necesitan que los científicos las validen, y para ello ha exigido a las administraciones públicas que financien sus investigaciones.

Por su parte, los expertos especializados en control de plagas de Anecpla han recomendado la utilización de métodos químicos autorizados para la retirada de los nidos, como la inyección de un biocida en su interior para provocar la muerte de las avispas que lo habitan, y, una vez sellados, su retirada.

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