A partir de mañana la conselleria de Medio Ambiente lanzará un producto biológico sobre 4.000 hectáreas en ses Salines, Sant Joan y Santa Eulària para atacar desde el principio a este insecto antes de que se convierta en una plaga
La conselleria balear de Medio Ambiente extenderá a partir del martes por vía aérea un producto biológico sobre una superficie forestal de 4.000 hectáreas en Sant Joan, Santa Eulària (Sant Carles) y el Parque Natural de ses Salines para combatir la procesionaria del pino.
Esta oruga se come las hojas de estos árboles, a los que debilita y predispone para el ataque de otros insectos y los hace más vulnerables, por ejemplo, en caso de sequía. También provoca reacciones urticarias tanto a las personas como a los animales domésticos.
El número de capturas de la procesionaria, en su estado de mariposa, en las 1.332 trampas (con feromonas de atracción sexual) distribuidas en la isla, se ha disparado. En la tercera revisión de este año, que se hizo a finales de septiembre, se registraron 4.258 capturas, casi cuatro veces más que en la que se llevó a cabo en 2017. En el acumulado provisional de este año, se contabilizan 9.900 insectos atrapados (aún se siguen capturando), cuando en el mismo periodo del anterior la cifra se situó en 2.796.
El año pasado se capturaron un total de 3.059 insectos de la procesionaria del pino y en 2016, 4.022, mientras que en los anteriores la cifra fue mucho más baja: 2.404 en 2015, 2.352 en 2014 y 2.632 en 2013. Precisamente, en 2013 se produjo un punto de inflexión, ya que, en las dos anualidades anteriores (2012 y 2011), se atraparon en el conjunto de la isla 735 y 870 ejemplares, respectivamente.
El objetivo es que no se convierta en plaga, como sí ha sucedido en Formentera
Aparte de las trampas, los agentes del Ibanat llevan a cabo en invierno la retirada manual de las características bolsas que tejen las orugas en los árboles para protegerse del frío. Entre los años 2016 y 2017 se localizaron y eliminaron 303 bolsas (125 entre 2015 y 2016), pero entre el año pasado y el actual ya se han quitado 1.704, lo que evidencia el incremento de la presencia del insecto en la isla.
Otro método que se emplea para atacar a este insecto, que se introdujo en la isla a mediados de la década de los 70 con la plantación de adelfas en jardines en Cala Vedella, es la instalación de cajas-nido para fomentar la presencia de murciélagos o aves que son «enemigos naturales» de la procesionaria, según explica la jefa del servicio de Sanidad Vegetal de la conselleria de Medio Ambiente, Sandra Closa, que explica que el objetivo en Ibiza es que la procesionaria «no se convierta en una plaga». como sí ha sucedido en Formentera, donde cada año se tienen que llevar a cabo actuaciones de tratamiento por vía aérea.
Sistema de alerta
Closa explica que el número de capturas en las trampas es «un sistema de alerta» para determinar si es necesario llevar a cabo pulverizaciones por aire. La última vez que se hizo un tratamiento aéreo en Ibiza fue en 2014. Entonces, se usó un producto químico. Ahora, en cambio, se ha optado por un tratamiento biológico: Bacillus thuringiensis de la variedad kurstaki, que se encuentra de manera natural en el suelo, las plantas y el agua y que resulta inocuo para las abejas. Es la misma sustancia, aunque de otra variedad, que se emplea en la isla para eliminar los mosquitos. Se degrada rápidamente y sólo permanece unos días en las hojas.
Las áreas habitadas y en la que se practica la apicultura y la agricultura ecológica, además de la zonas húmedas así como una franja de protección de 100 metros de estos espacios, quedan excluidas del tratamiento. «No se tienen que tapar depósitos de agua ni adoptar medidas especiales . Es totalmente inocuo para las personas y los animales», recalca Closa.