Identificados insectos que podrían controlar plaga del maicillo

Los estudios han sido realizados por dos jóvenes biólogos salvadoreños

Dos jóvenes biólogos recién graduados de la Universidad de El Salvador (UES) identificaron, a través de una investigación, 12 especies de insectos que matan al pulgón amarillo, una especie que fue reportada en la zona occidental del país en 2016 y que había causado grandes pérdidas a los productores de Sorgo. De ellas, 4 especies tiene un gran potencial de utilizarse como controladores biológicos, debido a que se dan en mayor cantidad.

Dos de las especies depredadoras del pulgón identificadas en mayor cantidad son de la familia mariquitas y dos más de la familia de las moscas.

La plaga de pulgón amarillo afecta las plantaciones de maicillo y su eliminación, y sobre todo sin usar químicos es un reto importante.

El pulgón amarillo, cuyo nombre científico es Melanaphis sacchari, fue reportado en la zona occidental del país en 2015; pero a la fecha está presente en casi todo el territorio, según explican Vladimir Antonio Cortéz López y Xiomara Beatriz Mendoza Quintanilla, en su estudio de grado que desarrollaron de octubre de 2016 a febrero 2018 en una plantación de maicillo de la hacienda Amayo, en El Paraíso, municipio de Chalatenango.

En su investigación “Identificación de insectos depredadores de Melanaphis sacchari en un cultivo de sorgo (Sorghum bicolor)”, los profesionales precisan que dos de las cuatro especies depredadoras del pulgón encontradas en mayores cantidades son de la familia de las mariquitas: la Coleomegilla maculata y la Cycloneda sanguínea. Ambas son muy pequeñas, tienen coloración rojiza y se alimentan del pulgón cuando están en estado de larva y también adultas.

Mientras, las otras dos especies son de las denominadas moscas de las flores, para el caso: la Toxomerus sp1 y la Toxomerus sp4. Éstas atacan al pulgón cuando están en estado de larva y se alimentan de él con bastante precisión.

Exponen que el pulgón amarillo, que en estado adulto puede llegar a medir dos milímetros de largo y por condiciones de supervivencia puede nacer con alas o sin ellas, se instala en la planta cuando esta tiene diez días de haber germinado y tiene unos diez centímetros de alto.

Según detallan, el pulgón daña la planta en forma directa e indirecta: En la primera es cuando le perfora y succionar la savia, así la debilita y la deja propensa al ataque de algunos virus; y la segunda, porque las heces que excreta cubren totalmente la superficie de las hojas y como son azucaradas, eso favorece que en ellas se instale un micro hongo que impide que se dé el proceso de fotosíntesis requerido para que la planta siga creciendo.

El biólogo Vladimir Cortez López subrayó que “los pulgones se pueden contar por miles en una sola hoja”, debido a que se reproduce en un corto tiempo en grandes cantidades y sin la necesidad de un macho.

En todo caso, con la presencia del este pulgón las hojas de la planta de sorgo tienden a volverse amarillas, secarse y caer, no alcanza el tamaño esperado, no se desarrolla la bellota o fruto y muere.

Su colega, Xiomara Mendoza, expuso que para 2015 se esperaba que el país produjera 125,830.59 quintales de sorgo; pero sólo se tuvieron 47,536.90 e implica que se habrían perdido el 38 %. Una situación que describe como preocupante considerando que el sorgo es el segundo grano de mayor importancia económica, ya que su tallo y hoja se utiliza para alimento del ganado; mientras que el grano, para la preparación de otros productos de panadería, incluso de vinos.

Ambos explicaron que, dada la trascendencia del problema, su proyecto investigativo fue planteado al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y tanto de parte de esta institución como del alma mater recibieron colaboración en cuanto al uso de los laboratorios en donde realizaron los análisis de las muestras de insectos que colectaron.

Según indican, gracias al apoyo del propietario de la hacienda lograron sembrar tres parcelas de maicillo para hacer su estudio, en el cual usaron dos variedades del mismo.

“Nuestro estudio estaba enfocado en dos variedades, en la de sorgo dulce que es la criolla y que la mayoría de personas cultiva; y la variedad CENTA Liberal. Esta variedad es más resistente al ataque de la plaga y se pudo evidenciar en la estructura de la planta que la hoja estaba menos dañada. Es más grande la planta (CENTA Liberal) y el pulgón prefiere más a la variedad criolla que la variedad mejorada”, detalló la bióloga.


Sin embargo, aclaró que cuando la plaga está bien establecida en el cultivo de sorgo, las plantas no sobreviven, independientemente de la variedad que sea.

El biólogo René Fuentes Morán, profesor de la Escuela de Biología de la UES y quien fue uno de sus asesores de tesis, afirmó que “es un estudio pionero” porque es el primero de este tipo que se hace en el país en el que se da un primer acercamiento científico para identificar cuáles pueden ser aquellas especies potencialmente amigables con el ambiente que puedan ayudar a controlar la plaga de este pulgón.
“La siguiente etapa sería que hoy que ya tenemos identificadas a estas especies, comenzar a ver la factibilidad de reproducirlas en laboratorio a gran escala y después hacer el ensayos para ver qué tan efectivas son ya en el control ecológico dentro del ecosistema propiamente dicho”, agregó Fuentes Morán citando las recomendaciones que hacen sus colegas.

Los biólogos también sugieren que esta investigación da pie a que se hagan nuevos esfuerzos para identificar si en otros departamentos existen estas especies depredadoras o hay otras que pueden contribuir en el combate de la plaga.

Coinciden en que las especies de insectos locales depredadoras del pulgón amarillo, que para este estudio han sido identificadas en mayor número, se pueden seguir investigando para determinar si es factible reproducirlas y luego liberarlas en los campos para que controlen la presencia del pulgón amarillo.

Mendoza Quintanilla comentó que en México, en donde el pulgón amarillo fue reportado a finales de 2014 previo a pasar a Centroamérica, ya existen plantas en donde crían insectos para que lo eliminen.

Si bien ellos consideran que en el país ese tipo de proyecto podría resultar difícil, señalan que si se pudieran concretar serían de gran beneficio para el medioambiente y para el productor.

“En estos casos cuando se habla de plagas, comúnmente un agricultor lo primero que hace es agregar agroquímicos y esto trae una serie de problemas para la misma salud del agricultor, contaminamos el medioambiente, afluentes y ríos”, citó Cortéz López.